Quisiera gritar; un grito tan fuerte que pudiera ser considerado el primer grito humano en ser enviado al espacio.
Quisiera morir de una manera tan heróica que ninguna pluma sobre la tierra pudiera ensalzar tal gesta.
Quisiera querer con tanta intensidad que hubiera de modificar la ecuación e=mc2 porque ya se habría agotado toda energía.
Quisiera perderme y estar tan oculto como para que invisibilidad no fuese ni de lejos un sinónimo.
Quisiera agotar todo el aire del universo para no tener que respirar más
Quisiera matar el dolor y dejarlo del mismo modo que yo, muerto
Quisiera no haber nacido pero ya que lo he hecho quisiera no haber vivido pero como lo he hecho quisiera no querer más
Quizá sea demasiado pretencioso al escribir esto pero todo lo que podría decirse de mi se resume en una frase que, hace tiempo, dijo el bataría de una banda que me gusta mucho, Danny Carey, de Tool: "No soy quien quiero ser, no soy quién debería ser pero, por suerte, no soy quién era" En otras ocasiones me gusta referirme a mí mismo como hubiera hecho el escritor Orson Scott Card "Nuestra identidad no es nuestra forma, podemos tener cualquier forma y seguir siendo quienes somos"
Y después de gritar, morir, querer, perder, agotar, volver a morirse y resucitar, siempre habrá más.
ResponderEliminarAún nos queda eso.
Querer hasta el infinito y perdernos en él.
El infinito es algo demasiado ¿grande?... Yo me he perdido en él antes de entrar...
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Carmen.
Ahhhh, pero he entrado de igual modo :-)
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