jueves, 14 de agosto de 2008

Granada... segunda parte

Sigo comentando un poco mi último viaje a Granada. Suele ocurrirme a menudo y, desde luego, me sucedió con esta ciudad (y otra vez con la persona que quiero..). Me sorprendió y me emocionó enormemente conocerla, y añado, que en profundidad. Un día entero dedicado a la Alhambra. Otro a recorrer el Albaycín y la Carrera del Darro. Otro a vagar por las callejuelas de la zona vieja y tapear. Otro, quizá el menos productivo, a "playear" en Almuñecar (confieso que eso del turismo de playa no es lo mío), prefiero las piedras ;-)



Faltaron muchas cosas, es cierto, pero he tenido una dosis suficiente como para llevar a este lugar siempre conmigo (como tantos otros: Pamplona, Salamanca, Venecia, Florencia, Carcasonne...). Hay tantos lugares que te dejan una imborrable huella que ni la blogosfera entera podría abarcarlos a todos. Por lo que a mí respecta tampoco es necesario. Cuando estos sitios se instalan en las células de tu cerebro disfrutan de "un alquiler vitalicio" y son, afirmo, excelentes inquilinos. Te rescatan de vacíos en malos momentos y agrandan la sensación de bienestar de los buenos.

Quién sabe qué lugar me tocará la próxima vez. Por lo pronto comparto con vosotros algunas de las imágenes a las que he arrendado parte de mis neuronas.

Empecemos con el exterior de la Catedral... Impresionante, como suele ocurrir con la mayoría de estos edificios.



Pasemos al interior... Bellísimo, como podréis observar en las dos siguientes fotografías. Me quita el hipo.



En la próxima entrega... más. Saludos


1 comentario:

  1. Voy a decir una expresión coloquial muy mexicana: ¡Qué padres están tus fotografías!

    Es magnífico que se pueda disfrutar no sólo de arquitectura, sino también de la atmósfera que se crea en torno a la construcción. Como lo mencionas esas imágenes se quedan en tu interior, el sentimiento que genera en todos los sentidos perdura para siempre.

    Estoy tan habituada a la jungla de asfalto y a corredores que te llevan a más puertas, y a ventanas que no dejan ver, a vivir de prisa, a formar parte de una cadena que a veces no se puede romper, que al mirar estas fotos que compartes se soltó mi imaginación, y por un momento -pequeño pero significativo- escapé de esta realidad cotidiana… Cuántas historias han de guardar, y aunque no las cuenten se intuyen y se disfrutan.

    Saludos desde México

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